Vi como se despedia el verano, como los rayos del sol empezaban a pasar desapercibidos, como la gente empezaba a abandonar la playa, y el peso de un verano mas me marcaba con sus recuerdos ya enterrados. Fui arrancando uno a uno de mi piel, y ahora estoy desnuda, esperando el calor de un nuevo abrazo. ¿que mas da que ya no estés aquí? Después de todo mañana no te echare de menos, pues todos terminamos igual, y me iré tan sola como vine. Tu también, solo. No hay mejor maestro que el error, y ahora veo lo que gané, cuando perdí, afrontando lo que al capricho del destino se le antojó. Ahora llega el otoño y no sera la escarcha de tu presencia revestida de cordero lo que me arropara en este frío mes de octubre. Prometo no echar de menos el calor bajo las sabanas, ni mis pies fríos buscándote al final de la cama. Pude y no quise, no valía tanto como aparentaba, y hoy el tiempo, que todo lo pone en su sitio, lo confirma. Sigue tu teatro que has aprendido con los mejores: la apariencia y la pillería. Ahora ponles tu el nombre propio.
Insomnio